Las segundas partes sí que pueden ser buenas

La primera experiencia au pair de Verónica en Bélgica no fue positiva. No obstante, poco después encontró una nueva familia de acogida allí que le gustó mucho. Ya está haciendo planes de futuro para quedarse allí después.

Veronica mit einer roten Mütze und auf einer Brücke

Una experiencia decepcionante

Me llamo Verónica. Soy española y tengo 19 años. En julio de 2014 empecé mi experiencia au pair en Schmitten, Frankfurt (Alemania) y actualmente soy au pair en Bruselas (Bélgica).

Tenía 18 años, había terminado bachiller y la idea de ir a otro país me llamaba mucho. Me registré en AuPairWorld y en unos días una familia me contactó, eran holandeses que vivían en Alemania y después de haber hablado un par de veces en Skype, la impresión que nos dimos mutuamente era bastante buena así que una semana después comenzaba mi aventura.

Cuando llegué al aeropuerto ellos no estaban, los minutos pasaban y lo primero que pensé ante el pánico que sentía era que había sido una estafa, pero no, después de 1h 45' llegó el padre con un cartel donde ponía mi nombre.

Esa noche conocí a la madre y a las niñas (dos mellizas de un año y una niña de 2). Al día siguiente la madre me dio un horario el cual debía de seguir. Desde las 8:15 am hasta las 6:30 pm (en el cual no tenía tiempo libre y debía limpiar la casa completa; baños, habitaciones, salón y a veces el jardín).

El padre trabajaba en el aeropuerto de Frankfurt y la madre no trabajaba.

No me trataban como a una más

La primera semana fue bastante dura porque la madre siempre corregía todo lo que hacía, yo pensé que sería normal al principio pero lo cierto es que no paró de corregirme e exigirme más y más cosas durante toda mi estancia.

Cuando les pregunté por el curso de alemán, ellos dijeron que no era posible porque al vivir en un pueblo alejado de todo me iba a tomar mucho tiempo ir a clase y debía de cumplir con mis obligaciones de cuidar a las niñas (y eso que la madre estaba en casa durante todo el día). No tenía amigos ni conocía a nadie así que pasaba sola los fines de semana mientras ellos se iban a Holanda.

Pero lo peor viene cuando decidieron mudarse a Bélgica, la nueva casa era una mansión de película. La madre había encontrado trabajo en Holanda, el padre vivía en Alemania y los fines de semana venía a Bélgica. Mi contrato y mi seguro seguían con las condiciones alemanas (cosa que no era legal hacer y que yo insistí en tener mi contrato belga).
Metieron a las niñas en una guardería desde las 7:00 am a las 7:00 pm, ahora mi jornada laboral era de 6:00 am a 7:30 pm (sin tiempo libre porque ellos decían que trabajaba muy poco para lo que cobraba 260€) Al vivir solas la madre y yo junto con las niñas todo era muy diferente, ella siempre estaba enfadada conmigo, me hacía sentir muy mal, quería que limpiara durante todo el día, se quejaba por todo, todo le molestaba, no compraba comida durante la semana y yo no podía salir de casa porque el pueblo mas cercano estaba a 16km. La situación se me iba de las manos y al final decidí poner punto final a mi estancia con esa familia que duró 10 meses.

Tomé la mejor decisión que pude en mi situación concreta 

Con dos semanas de antelación les dije que me iba, ambos se quedaron muy sorprendidos y no entendían nada. Ah, he de decir que ellos no pagaron ni mi viaje de ida ni el de vuelta. Durante esas dos últimas semanas me trataron como nunca lo habían hecho; como una verdadera au pair, pero ya era tarde y no iba a dar marcha atrás.

El país me gustó tanto que en un mes encontré una nueva familia belga, con buenisimas condiciones y actualmente trabajo como au pair en Bélgica viviendo la verdadera experiencia au pair aprendiendo francés y neerlandés y con planes de futuro en el país.

¡Gracias!
Verónica.