Queremos repetir la experiencia

Olga, una madre malagueña (España) que tiene tres hijos de 2, 6 y 8 años, acogió por primera vez a una au pair, Eleanor, de Inglaterra.

Los niños au pair de Olga en España.

La idea de buscar una au pair surgió por lo difícil que nos resultaba coordinar las vacaciones escolares de los niños con las nuestras en el trabajo. Además, nos parecía una gran ventaja tener una persona en casa que les ayudase a mejorar el inglés.

Nos decidimos por una chica inglesa

Empezamos a buscar unos meses antes y la página de AuPairWorld fue la que nos pareció más fácil y clara. En seguida pudimos contactar con varias chicas y, después de intercambiar varios mensajes y hablar por Skype, nos decidimos por Eleanor, una chica inglesa muy alegre y divertida que no paraba de sonreír.

Hablaba algo de español

La decisión no pudo ser más acertada. Desde el primer momento, Eleanor se adaptó a nosotros y nosotros, a ella. En algún momento la notábamos algo ausente, pero es normal porque, aunque hablaba algo de español, no siempre nos entendía al cien por cien. De hecho, nunca faltó en la cocina un pequeño diccionario español-inglés los dos meses que estuvo con nosotros.

Los niños estaban encantados con ella

Cuando nos íbamos a trabajar, sabíamos que nuestros hijos estaban en muy buenas manos. Tenían un horario de tareas y Eleanor les ayudaba con los deberes. Luego, a media mañana, se iban a la piscina. Eleanor jugaba con ellos como una niña más y no se cansaba nunca de tenerlos encima. Les leía cuentos, hacían manualidades, teatro, jugaban con el ordenador y un montón de cosas más que siempre se le ocurrían para tenerlos entretenidos. Los niños estaban encantados con ella e, incluso, el pequeño sólo quería estar con ella cuando se despertaba.

Los fines de semana se iba a la playa

Después de comer todos juntos, Eleanor ayudaba a recoger y limpiar la cocina. Las tardes y los fines de semana los tenía libres y, normalmente, se iba a la piscina o aprovechaba a ir a la playa. Muchas tardes hicimos diferentes actividades como paseas, visitar los alrededores, comer con los amigos, ir a alguna fiesta de los pueblos...

La despedida fue muy dura

Llegamos a tener una relación muy buena con Eleanor. Hablábamos de muchas cosas y, aunque a veces le costaba explicarse, al final siempre nos entendíamos. Tener una persona ajena en nuestra casa no alteró en nada nuestra vida diaria. Todo lo contrario, nos dimos cuenta de que los niños se portaban mejor y que nosotros también nos controlábamos a la hora de regañarlos para que la convivencia fuese más fácil. Todo fueron ventajas. Lo más difícil fue la despedida. Los niños lloraron mucho y a mí se me hizo muy duro que se marchara.

La confianza y el respeto mutuo son muy importantes

Lo más importante es ser sincero, tener confianza y saber en todo momento que hay que respetar también a la au pair. Hay que tratar de entenderla en muchos momentos y, sobre todo, tratarla como a una más de la familia. Por supuesto, vamos a acoger otra au pair, pero esta vez para más tiempo. La experiencia ha sido tan buena que queremos repetir. Vamos a seguir en contacto con Eleanor, le hemos cogido mucho cariño y nos encantaría que nos visitase más adelante.