Virginia cuenta su experiencia como au pair en Londres

Virginia, española, lleva ya un mes trabajando como au pair en Londres. Lee su maravillosa aventura con una familia neozelandesa.

Virginia con sus hijos de au pair

 Encontré a la familia por casualidad

(...) Yo quería irme a Escocia, pero casi no encontraba familias viviendo allí, por lo que decidí que me iría a Irlanda. Después de bastante tiempo buscando por todas partes una familia irlandesa, una noche recibí un mensaje de una familia neozelandesa residente en Londres. Realmente, no tenía pensado irme a Londres porque me parecía que sería un lugar muy agobiante, pero al ver el mensaje de esta familia, corto y conciso, me entró curiosidad. Entré a su perfil y encontré fotos de una familia muy rubia, muy sonriente y con unos niños preciosos. Recuerdo que una de las fotografías era de los dos niños vestidos de Harry Potter (que a mí me gusta muchísimo) y al ver eso pensé que tenía que conocerlos.

Teníamos muchísimas cosas en común 

Comenzó una odisea, me fui de vacaciones y nos dedicamos a compartir mensajes por AuPairWorld hasta que por fin fijamos una fecha para conocernos por Skype. Era mi segunda entrevista y seguía sin saber muy bien qué hacer, pero en cuanto empecé a hablar con ellos, el tiempo pasó volando. Teníamos mil cosas en común, bromeamos, nos reímos y quedamos en hablar poco tiempo después. Cuando acabó la entrevista tenía la sensación de que quería irme con ellos y comencé a tener miedo de que conocieran a otras Au Pairs y no me eligieran a mí. Yo, por mi parte, también estaba conociendo más familias y había una que me gustaba mucho, pero poco a poco también empezó a hacerme ilusión ir a vivir a Londres.

No tardaron mucho en darme la noticia; me mandaron un mensaje preguntando en qué fecha podría ir en caso de ser yo su nueva Au Pair. Contesté que estaría disponible a principios de septiembre y en el siguiente mensaje me confirmaron que me querían a mí. Tardé unos días en poder decírselo a mi familia y, aunque el cinco de septiembre parecía una fecha muy lejana, antes de que pudiera darme cuenta acababa de llegar a Victoria Coach Station. Desde el principio todo fue hilarante; encontrar a mi host dad en la estación esperándome (yo llegaba con una hora y media de retraso) y a la vez con mi primo que también estaba allí. Nos subimos en el coche con mis millones de kg de equipaje, ¡y hasta con una pancarta de despedida hecha por mis amigos y familia!

Al principio no es fácil, pero vale la pena

Dentro de esa enorme casa nos esperaba mi host mum y todo me pareció increíble. Una habitación preciosa, unos kiwis (así es como se llama a la gente de Nueva Zelanda, ¡y al principio yo no lo sabía!) adorables y unos pequeños muy inteligentes y simpáticos.
Recuerdo que el primer día los niños prácticamente ignoraban mi existencia y yo sólo podía pensar: ¡¡ya me cogerán cariño... o eso espero!! Y la verdad es que no es fácil, yo sólo llevo un mes aquí, pero me siento muy feliz cuando noto los cambios día a día: si se caen me llaman, me dan la mano por la calle o aparecen en mi habitación de repente para jugar conmigo o simplemente traerme gominolas. ¡Se agradece mucho!

En la casa el ambiente es genial: tengo mucho tiempo para ir de compras, estudiar, leer, hacer deporte (mi host mum y yo entrenamos duro por las mañanas) o ver películas con la familia.

También he conocido a au pairs de todo el mundo geniales en esta enoooorme ciudad. Las amistades que se hacen con otros au pairs  son mucho más intensas, puesto que son personas que están viviendo tu misma experiencia y se busca una relación mucho más cercana incluso con gente que apenas conoces.

Definitivamente es algo que recomiendo mucho; si encuentras a tu familia perfecta, lo demás viene solo.